En esta sesión el Espíritu Santo nos enseñó entre otras cosas, cómo la iglesia experimentó en este avivamiento una dimensión de unidad del cuerpo de Cristo única. Y había un "mega dunamis" de Dios en los apóstoles, milagros y prodigios, la gente veía al que resucitó glorificarse en medio de ellos; Todo esto jamás pudo haber sido producto de una "gran estrategia" sino de la obra poderosa del Espíritu. Estos siervos de Dios tenían abundante gracia, la que él concede a quienes son humildes y se rinden a él, no así a los orgullosos a quienes Dios resiste y mira de lejos. En los corazones de los creyentes había una sincera preocupación por los demás, manifestaban los frutos del Espíritu de manera singular. Daban hasta donde podían y lo ponían a los pies de sus líderes espirituales para atender lo que se necesitara. Como el caso de Bernabé quien vendió una propiedad y la entregó a los apóstoles. Un sembrador fiel que más tarde fue llamado por el Espíritu a las misiones c...