Sesión 8 Curso Hechos
En esta sesión el Espíritu Santo nos mostró entre otras cosas, como Pedro y Juan al salir de la cárcel buscaron a los suyos y les contaron lo sucedido. Es hermoso que como familia en Cristo compartamos y nos fortalezcamos mutuamente. Cuando todos oyeron de las amenazas, no se enojaron contra Dios por permitir la cárcel de Pedro y Juan. En una de sus cartas Pedro dice que nadie nos puede tocar a los hijos de Dios si hacemos el bien, pero si padecemos por causa de Cristo somos bienaventurados, no nos avergoncemos sino glorifiquemos al Señor. Dios puede permitir que padezcamos por nuestra fe, pero como en el caso de Sadrac, Mesac y Abed Nego, al salir del horno de fuego, sur ropas ni olían al humo, el rey Nabucodonosor bendijo al Dios de estos jóvenes quienes fueron promovidos y honrados. Los planes de las tinieblas no prosperaron y Dios fue glorificado en estos muchachos. En Hechos 4 los creyentes alzaron juntos la voz ante el Señor y entraron a su presencia con alabanza. Ellos sabían que estos mismos líderes mataron al Señor pero pusieron sus amenazas delante de Dios. No reclamando que fueran consumidos en fuego, porque el juez es Dios, y el pelea por nosotros. Más bien pidieron que concediera a los apóstoles denuedo para hablar la Palabra de Dios mientras la confirmaba con señales y prodigios en el nombre de Jesús. En sus corazones ardía la pasión por extender el reino de Dios. Ya no estaban simplemente preocupados por cuándo restauraría el Señor el reino de Israel, porque sabían quien era la esperanza de Israel y tenían clara su misión de ser testigos de Cristo al mundo. Por eso ante la oposición y amenazas, necesitaban denuedo, es decir, hablar con libertad, confianza, atrevimiento, y valor. Al terminar de orar, experimentaron un temblor y fueron otra vez, todos llenos del Espíritu Santo y hablaban con denuedo la Palabra.. Esto es avivamiento. Se imaginan, creyentes que nada ni nadie los para, con fuego en sus corazones, dispuestos a darlo todo por el Señor.
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